Esta semanita, hemos decidido compartir algo diferente, aunque obviamente relacionado con el tema del blog. La dieta de la piña.
Es habitual después de Reyes empezar con la operación fairy, ¡adiós a la grasa! (Yo, la operación bikini, la abandoné hace lustros). Tengo que decir que con mi poco espíritu de sacrificio pocos avances estaba yo haciendo en las últimas semanas. A pesar de prohibirme la pizza hasta marzo, no se estaban viendo muchos resultados, así que, junto con mi hermana Elena, decidimos tomar medidas drásticas y buscamos una dieta milagrosa que nos viéramos capaces de llevar a cabo… Cosa complicada dado nuestro escaso amor por las verduras y las frutas.
En fin, tras un estudio de las dietas milagrosas que estuvieran a nuestro alcance y que no fueran una animalada total, nos decantamos por la dieta de la piña… os vamos a contar la experiencia.
¿En que consiste la dieta de la piña?
La dieta de la piña promete 3 ó 4 kilos de pérdida de peso en 3 días… ¡Tentadora!
Estas son las pautas más frecuentes que se encuentran en internet.
Desayuno
2 rodajas de piña, 1 yogurt desnatado y un café con leche desnatada.
Comida
2 rodajas de piña, 2 pechugas de pollo y 1 yogurt desnatado
Cena
2 rodajas de piña, 1 Huevo duro y 1 yogurt desnatado
Además, recomiendan beber agua abundante.
Esta es la teoría… luego os contamos lo que hicimos en la práctica.
Consideraciones previas a empezar la dieta de la piña.
- Tener buena salud.
- Esto no es una recomendación, ni un consejo médico
- No pasar hambre
- Busca un compinche o alguien que te anime en los momentos duros
- Busca el momento adecuado
En nuestro caso, digamos que tenemos las analíticas perfectas… Aunque muchos se sorprenderían, no tenemos nada de colesterol, ni de ácido úrico, los azúcares en sus niveles recomendados, etc. así que por suerte (y tocamos madera) se puede decir que gozamos de buena salud… sólo los achaques típicos de la edad, jeje.
No somos médicos ni expertos en nutrición, ni nada parecido. Así que cuidadin con hacer dietas absurdas sin control médico. Es más, aunque fuésemos médicos, tampoco podríamos recomendar una dieta sin ver cada caso concreto. Así que fiarse de una dieta milagro por internet, no está bien. Os queremos contar nuestra experiencia, no animaros a seguir ninguna dieta.
De entrada, la premisa número uno es no pasar hambre. No hemos nacido para sufrir, así que podemos evitar, durante cierto tiempo limitado, comer cosas que no debemos comer (tipo bocatas,pizza, bollos, copas, etc), pero nos negamos a pasar hambre. A parte de que es contraproducente e insostenible, así que nos dimos permiso a nosotras mismas a aumentar las dosis de todo lo permitido en la dieta para no pasar hambre.
Para no saltarte la dieta a la primera de cambio, es importante buscar compañía para llevarla a cabo. Si la haces con alguien te apoyas en el otro y te anima a seguir cuando decaen las fuerzas y viceversa. Así que Elena y yo nos decidimos juntas a seguir esta dieta milagrosa.
Es importante elegir bien cuándo vas a hacer la dieta. No puedes tener compromisos sociales, es muy difícil seguirla en tal caso.Además, tienes que estar fuerte de mente.
Dadas estas 5 premisas vamos a analizar cómo hicimos la dieta en realidad
Nuestra dieta de la piña particular
El desayuno lo mantuvimos igual, excepto el café que omitimos la leche porque siempre tomamos el café cortito y solo. ¡Ristreto, prego!
En la comida aumentamos la dosis de pollo. Nos comíamos 4 ó 5 filetes de pollo. Eso sí, muy finitos. Evitamos la sal en la medida de lo posible, pero lo condimentábamos con pimienta o con curry, para variar sabores y darle vidilla.
En cuanto a la cena, lo del huevo duro no nos inspiraba mucho y nos decantamos por una tortilla a la francesa de dos huevos… obviamente eso conlleva una cantidad, aunque sea mínima, de aceite y una pizquita de sal.
Entre comida y comida echábamos mano de infusiones para engañar al estómago y, en caso de necesidad, teníamos claro que siempre podríamos recurrir a una rodajita extra de piña.
De hecho, Elena se hartó del yogur y se comía en su lugar una rodaja extra de piña. En mi caso, lo que me molestaba más era la piña, así que no aumenté la dosis. Ya el último día no fui capaz de comerme más de una rodaja en cada comida. La hubiera omitido del todo porque me sabía a azúcar puro (y yo soy muy poco dulzona), pero sé que el secreto de esta dieta está en la piña, por eso, me obligué a comerla.
Tras un fin de semana de muchos paseítos, vida contemplativa en la playa y la tercera temporada de Outlander, el balance fue 2 kg menos. Sin Jamie Fraser creo que no hubiera sido posible.
La piña es muy diurética, así que básicamente esos dos kilitos son pérdida de líquidos. Si tienes tendencia a retener líquidos, ya has ganado algo bueno, vas a verte en la obligación de acudir al WC con más frecuencia de lo habitual.
¡Ahora el reto será mantenerse!
¿Qué pasa con el efecto rebote?
Cualquiera que haya tenido que luchar contra los kilos de mas, habrá pasado por muchas dietas y sabrá que en cuanto acabas la dieta y bajas la guardia pumm se recupera el peso con creces en menos que canta un gallo.Nosotras queríamos evitarlo y, para evitar tentaciones, decidimos hacer coincidir los 3 días de la dieta con el fin de semana (viernes, sábado y domingo). Así al menos teníamos toda la semana siguiente para afianzar la pérdida de peso. Es más fácil no sucumbir a la tentación si estás ocupada que si estás ociosa. Y además, el ocio, al menos en mi caso, va más asociado a bares y restaurantes que a hacer deporte. Volviendo al efecto rebote, en nuestro caso 15 días después todavía no hemos rebotado… comiendo más o menos normal… bueno, quizás no tan normal porque no hemos sucumbido a las patatas fritas, a los donuts ni a nada que me hayan puesto por delante que se pase un de calorías. Pero sí he vuelto a mi bocata del desayuno y me he tomado alguna cañita 😉
¿Funcionan entonces las dietas milagro?
Yo creo que no, la verdad. De momento, los 4 kg. prometidos se quedaron en 2 Kg. Vale que no la hicimos a rajatabla, pero vamos, tampoco es que nos la saltáramos comiendo magdalenas y helado de chocolate. A nuestro modo de ver, 50 gr. de pollo y un huevo más no entra en nuestro concepto de saltarse la dieta… Así que de momento la promesa de los kg. no es cierta.Además tener tan poca variedad de comida se hace muy duro y, en nuestro caso, nos ha hecho coger una manía especial a la piña o al yogur. Nuestro amor por el pollo y por la tortilla sigue intacto. Así que es fácil que al terminar la dieta te lances en picado a comer esas cosas que tanto has echado de menos y ahí viene el efecto rebote… las prohibiciones generan ansiedad y la vuelta a la normalidad puede hacer que abuses de lo que no debes.
En fin, esta ha sido nuestra experiencia. No hay milagros, hay esfuerzo y sacrificio y en cuanto bajemos la guardia… lo recuperaremos, eso es así, los que tenemos que luchar contra los michelines, casi por genética, ya lo sabemos. Si encontramos el truco para no recuperar lo perdido, sin cerrar el pico para siempre, no os preocupeis que os lo contaremos… De momento, pechuga y lechuga, plancha y vapor… no hay otra. ¡Qué tristeza!
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